04 de Septiembre de 2005 - El Nuevo Diario
Jesús Miguel “Chuno” Blandón
Nació en la ciudad de Granada de 1932. Su padre biológico murió cuando él tenía cinco años y fue su padrastro, don Juan Flutch, quien lo ayudó a aprobar la primaria y le enseñó el oficio de relojero.
Es fácil imaginarse al pequeño Luis sorprendiendo a sus compañeritos, maestros y vecinos en general con su potente y bien timbrada voz, cuando participaba en los actos escolares, cumpleaños, etc.
Sea como fuere, un buen día, cuando tenía diez años, lo trajeron a Managua para participar en un programa de variedades musicales de Fernando Calderón Villanueva, en La Voz de América Central.
El impacto fue tanto y el entusiasmo de los presentes tan grande, que el animador lo hizo salir una y otra vez a cantar ante la presión de los aplausos.
Luis volvió a Granada, pero no olvidó lo que había visto: el movimiento artístico en emisoras y clubes nocturnos que, aunque incipiente, a él se le antojaba fulgurante.
Todas las radioemisoras tenían sus radioteatros al que llegaban los aficionados y, con el tiempo, el Malecón de Managua daría albergue al famoso Casino Olímpico, de Moncho Bonilla, centro de juegos y diversiones nocturnas, así como parada de bailarinas, cantantes y comediantes que se desplazaban del sur hacia el norte y viceversa.
El joven Luis, casi un adolescente aún, decidió abandonar la relativa tranquilidad de la casa materna, para emprender la gran aventura de conquistar la capital.
En su maleta vienen, seguramente, partituras musicales habidas en algún fallido intento de aprender solfeo, libros de música, métodos para aprender a cantar y discos de sus tenores preferidos, pero también trae tenazas y otros finos instrumentos para reparar relojes. Poco dinero en el bolsillo y muchos sueños en el corazón.
Hacia 1948 lo encontramos instalado en su pequeño taller de relojería, en las inmediaciones del mercado San Miguel, trabajando desde muy temprano y no nos extrañemos si algún vecino se quejaba de que lo desvelaba la música española o italiana que escucha Luis, o el mismo joven relojero ensayando la Macarena o Torna a Sorrento.
Sus primeros pasos en la radio los da junto a Martha Cansino, en un programa religioso dramatizado que dirigía Julio César Sandoval.
Éste lo oye cantar e inmediatamente lo presenta en su programa “Estrellas Mejoral”, en La Voz de la América Central, donde obtiene un éxito rotundo.
Lo acompaña uno de los mejores pianistas que ha tenido Nicaragua, el maestro Luis Urroz, quien, acostumbrado a acompañar a grandes tenores y sopranos extranjeros, de hecho, se convierte en su primer maestro.
Así, trabajando como relojero y joyero, deambula por emisoras y clubes nocturnos queriendo profesionalizarse en el canto y la actuación, quizás vislumbrando un futuro en el cine y la televisión que ya está por venir.
Si pudiéramos dar marcha atrás a la máquina del tiempo, tal vez veríamos a Luis entrado al Restaurante Nankin, de don Juan Lau y doña Gloria Úbeda, junto a su amigo, el guitarrista Edmundo Guerrero, conocido por todos como “Mundaje”.
Habla Luis de españolerías y “Mundo” de jazz y de samba y, al final, “Mundaje” preguntará si pide otro bistec encebollado empacado para después del cine.
Luis asentirá comprensivo ante el insaciable apetito del guitarrista y ambos entrarán al Cine Tropical donde Marlon Brando asombra con su actuación en Un tranvía llamado deseo, del genial Tenesse Williams, bajo la dirección del no menos genial Elía Kazán, quien pronto lo conduciría al Oscar en Nido de ratas.
Pero Luis disfrutará también del cine mexicano en el Luciérnaga y en el Alameda, donde presentan al tenor Jorge Negrete llegando a la cúspide con su interpretación de Ojos tapatíos, ya que se inició en la lírica pero después se quedó cantando música ranchera.
No disfrutará menos viendo las comedias de Pedro Vargas, el Tenor de las Américas, y su compadre, Agustín Lara, ya que juntos habían filmado varias películas.
Al aparecer la onda media, Luis forma parte del cuadro dramático de Radio Mundial, al lado de consagrados como José Dibb Mc Conell, mientras graba en los estudios Centauro, canciones de los más conocidos compositores nicaragüenses.
El 21 de junio de 1954 contrae matrimonio con la joven Miriam Quintana, y residen en el barrio Santo Domingo.
A mediados de los 50, tenemos a nuestro héroe actuando en el Casino Olímpico, de Moncho Bonilla, junto a Edmundo Guerrero y Rafael Gastón Pérez, entre otros. Hay un show de strip tease, y Alba, la “Tempestuosa”, es la más bella de todas las bailarinas. “Mundo” se enloquece por ella, pero ella se derrite por Luis Méndez.
Conoce también allí a un cubano, animador de programas y cantante de españolerías llamado Fausto de León, a quien vimos actuar en el radioteatro de Radio Managua, de Luis Felipe Hidalgo, cantando “Si vas a Calatayud”.
Fausto de León lo encaminaría en su afición por la canción lírica y lo contrataría para una gira por Costa Rica, Panamá y Sudamérica.
En Panamá se presenta en los mejores centros nocturnos, al lado del nuevo solista mexicano Marco A. Muñiz. Pero su joyería ha crecido y no se atreve a dejarla en manos de empleados, por eso se regresa y no sigue en la gira.
Mientras la música cubana y la mexicana atrapan a las clases populares, la norteamericana y, sobre todo, la española, se consolidan en el gusto de la gente adinerada.
Esto último tiene su explicación, probablemente, en la presencia de monjas y sacerdotes españoles, que controlan la educación en los colegios privados, hacia donde convergen las elites socioeconómicas.
Las películas españolas tienen mucho éxito, como Violetas Imperiales, con el tenor Luis Mariano y la bailarina de flamenco Carmen Sevilla, cuyo tema musical se adueñó de todos los tocadiscos y roconolas, dejando boquiabiertos a los diletantes, sobre todo con las altísimas notas finales que alcanza Luis Mariano
Los boleros nicas que yo más recuerdo
* “3 Flores para ti”, de Tino López Guerra, grabado con un mariachi mexicano en los años 40. Posteriormente lo volvió a grabar Luis Méndez.
* “Luna Callejera”, de Jorge Isaac Carballo con el trío Universitario.
* “Chinita Corronga”, de Erwin Krügger con el trío Monimbó.
* “Sinceridad”, “Noche en diciembre” y “Romance”, de Rafael Gastón Pérez con Lucho Gatica, Orquesta Tropicana y Solistas del Terraza.
* “Hoy”, de Camilo Zapata con el Trío Los Nicas.
* “Blanca Rosa”, “Melba” y “No me hiciste caso”, de Víctor M. Leiva, con Luis Méndez y la Orquesta Tropicana.
* “De lejos”, de Tránsito Gutiérrez con Mike Peralta y Los Satélites del Ritmo.
* “Ya soy tu prisionero”, de Orlando Flores Ponce con el Champú Musical.
* “Otro desdén”, de Edmundo Guerrero con el trío Los Panchos.
* “No sé por qué te quiero”, “Miriam” y “Acércate a mí”, con Luis Méndez, Mario Ruiz Armengol, Los Arieles y Los Cuatro Soles.
* “Este gran amor” y “Tenías que ser tú”, de Carlos Ramón Bermúdez, con Saadia Silú y Los Solistas del Terraza. Luego los grabó Luis Méndez con Los Aguilares.
* “Luz y Camino”, de Róger Fisher, con Vicente Fernández.
* “Vuelves”, de Edmundo Guerrero, y “Me hablarás de amor”, de este servidor, con Saadia Silú y Los Solistas de Indica.
* “Cuando cae la brisa”, de Carlos Mejía Godoy. Esta canción, aunque posiblemente fue un bolero originalmente, fue grabado como balada rock por Perla Blandón.
* “A la ventana”, de la Chunga Lacayo con el trío Los Girasoles.
* Finalmente, “Almohada”, de Adam Tórrez con José José, Pepe Aguilar y otros más.
jueves, 3 de julio de 2008
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